En el siguiente artículo te explicamos los pasos a seguir para conseguir reformar tu hogar de forma satisfactoria y sin ningún tipo de problema.
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1. Planificar bien la obra.
El primer paso es decidir qué cambios se quieren acometer. Imaginar ciertas mejoras o inspirarse en revistas de decoración siempre suele sernos útil. La planificación es muy importante, pues ayuda a evitar gastos innecesarios, contratiempos y disgustos.
Un ejemplo claro es no cambiar el alicatado y los muebles del baño sin sanear antes las tuberías viejas que, antes o después, darán problemas. El orden debe ser de la organización al aspecto.
Al momento de iniciar las obras, los meses de verano son los más adecuados, sobre todo para las reformas que conlleven actuaciones en zonas externas. Estos trabajos resultan muy molestos por los ruidos, escombros, polvo y el movimiento de personas y materiales, En estos casos casi siempre obligan a la familia a abandonar la vivienda de manera temporal, por eso junio, julio y agosto son los meses idóneos al coincidir en parte con el periodo vacacional.
Esto implica también a los vecinos: es probable que las molestias sean menores en estas fechas que en otros momentos del año.
2. Pedir varios presupuestos.
Una vez que se ha decidido qué se va hacer y cuándo, lo siguiente es buscar quien nos realizará la obra. Debemos solicitar varios presupuestos, consultar los materiales, preguntar por los plazos de ejecución y, sobre todo, pedir referencias. Ahora la oferta es más extensa, y es buen momento para conseguir unos cuantos presupuestos. Tener por lo menos tres opciones en la mano permite conocer cuál es el precio promedio del mercado y descartar las propuestas que se desfasen demasiado tanto al alza como a la baja.
No hay que fiarse de los presupuestos demasiado costosos, pero menos aún de los que son demasiado económicos, aunque a primera vista puedan ser muy atractivos. Una cosa es que las empresas recorten su margen de beneficios para ser más competitivas, y otra es que pasen por alto la calidad de los materiales, del trabajo o de los acabados. Lo barato casi siempre sale caro.
3. Contratar siempre con profesionales que nos ofrezcan garantías y nos resuelvan problemas.
Nos puede costar muy caro que la empresa o el profesional que contratemos no ofrezca ningún tipo de garantías. Además de las referencias que se puedan tener por parte de amigos o conocidos, es importante que nos pueda ofrecer un calendario concreto de trabajo, garantías de los materiales y de la obra. Y, a ser posible, tenerlo todo por escrito.
Los presupuestos escritos, los comprobantes de pago, el calendario de trabajo y las facturas en regla son, en principio, una garantía de tranquilidad para el cliente. Los operarios que trabajan al margen de la actividad regulada por el Estado pueden no disponer de seguro de responsabilidad civil, de manera que ante un accidente o desperfecto no será fácil que se hagan cargo.
Tras elegir al profesional que se hará cargo de la reforma y aceptar el presupuesto, lo siguiente es administrar bien el presupuesto destinado a la obra. Es habitual que se exija anticipo para iniciar la obra, la empresa está en su derecho de pedir un dinero por adelantado, pero se ha de intentar hacer este pago exigiendo una factura o comprobante del adelanto y por supuesto que sea una cantidad razonable.
Una vez finalizados los trabajos, el cliente detecta algún defecto o deterioro del mobiliario, paredes u objetos del hogar debido a la actividad de los trabajadores, puede negarse a pagar la reforma hasta que se repare el daño causado. Y, si ya ha pagado debe reclamar a la empresa, primero de forma oral y en caso de no ser atendido después de forma oficial.